|
|||||
En 1847, Manuel Patricio García (1805-1906) publicó la segunda parte de su Traité complet de l’art du chant. Tras haber sacado a la luz en 1840 una primera en la que resumía sus observaciones sobre los principios básicos de la producción vocal humana desde los puntos de vista anatómico, lingüístico y musical, esta segunda edición resultaba más explícita acerca de los aspectos puramente dramáticos y operísticos de la interpretación. Hijo del célebre tenor Manuel del Popolo García (1775- 1832), quien estrenó el papel de Almaviva en El barbero de Sevilla de Rossini, Manuel Patricio había comenzado también una breve carrera como barítono, aunque terminó abandonándola al no conseguir el éxito que sí acompañó a sus hermanas María Malibran y Pauline Viardot, ambas cantantes profesionales. Había tenido acceso, por lo tanto, a todos los secretos de la interpretación operística en los días de gloria del bel canto, desde los relacionados con el repertorio asociado a cada tessitura vocal, hasta los estrictamente prácticos derivados de la puesta en escena dramática. Este conocimiento directo le permite proporcionar una visión muy completa acerca de la interpretación de los afectos o pasiones mediante las reglas clásicas de la empatía que, siglos antes, habían explorado los maestros de retórica y poética, desde Aristóteles hasta Cicerón o Quintiliano. Sus observaciones acerca de los métodos que permiten a los cantantes memorizar y reproducir estas emociones nos recuerdan a la mnemotecnia medieval y altomoderna, aquel arte de la memoria que tan a menudo se consideró equivalente a la magia. Sus ideas sobre la sinceridad y la naturalidad que deben caracterizar cada emoción representada sobre el escenario prefiguran también aquéllas otras que, más de un siglo después, desarrollarían especialistas en la interpretación dramática como Konstantin Stanislavski, Lee Strasberg o Stella Adler. Esta edición del Tratado de García, basada, fundamentalmente, en la de 1847, traduce el texto francés al español, proponiendo una explicación para los aspectos más controvertidos, entre ellos la fusión de los diferentes registros vocales (voce di petto y voce di testa o falsetto), el coup de glotte, la agilità, o el canto spianato. Incluye numerosas notas sobre la historia del bel canto surgido en la confluencia de la tradición napolitana con la técnica vocal de aquellos castrati que, tras haber recibido su educación en las capillas musicales sacras, desarrollaron su carrera profesional en los primeros teatros comerciales de ópera, para convertirse finalmente en maestros de canto y transmitir así sus enseñanzas a sucesivas generaciones de intérpretes. Más allá de los límites de la filología o la musicología, esta edición presenta el Tratado de García como un manual íntegramente válido para servir de guía al estudiante y al profesional actual de la ópera, así como al amante de un género dramático tan vigoroso como sigue siendo el operístico. Lucía Díaz Marroquín es Investigadora Ramón y Cajal en la Universidad Complutense de Madrid, tras haber desarrollado varios años de investigación postgraduada en instituciones como el Warburg Institute (School of Advanced Study; University of London), el University College (University of London) o la State University of New York. Emprendió sus estudios como mezzosoprano en la Escuela Superior de Canto de Madrid y se especializa en el oratorio de autores como J. S. Bach, G. F. Handel o A. Vivaldi. Es autora de La retórica de los afectos (Edition Reichenberger, 2008) y de numerosos artículos de investigación acerca de la relación entre música y literatura. Mario Villoria Morillo es Maestro de Cámara de la Fundación Fernando de Castro y profesor de técnica vocal en el CEU San Pablo, tras completar sus estudios superiores como barítono en el Royal Northern College of Music de Manchester y en la Escuela Reina Sofía de Madrid. Su repertorio como solista abarca desde los personajes de barítono mozartiano y belcantista hasta los de las óperas de Benjamin Britten o Viktor Ullmann, así como la canción de concierto de otros como Francis Poulenc o Antón García Abril. |
|||||
|
|||||