María Teresa Julio
La recepción dramática.
Aplicación al teatro de Rojas Zorrilla

1996, xii, 510 pp. Hardcover.
(Estudios de literatura 31)
ISBN: 978-3-930700-70-7
€ 57,-

 

¿Cómo llega a entender el espectador lo que ocurre en escena? ¿Cuándo y cómo averigua quiénes son esos personajes y todos los datos esenciales para reconstruir la trama que los enlaza? ¿Cómo afronta y resuelve el autor de una obra literaria el tremendo problema de poner en antecedentes al lector desde la exposición misma sin recurrir a ninguna información externa y sin menoscabar, en la medida de lo posible, la naturalidad de los datos?
Estas preguntas elementales las plantea María Teresa Julio a Francisco de Rojas Zorrilla. A partir de las últimas investigaciones de la semiología dramática y teniendo en cuenta los estudios sobre los procesos de recepción, María Teresa Julio analiza de modo ejemplar las técnicas empleadas por Rojas Zorrilla y consigue ofrecer una tipología de procedimientos propios de éste y a la vez aplicables a otros autores.
¿Por qué motivos escoger a Rojas Zorrilla como objeto de estudio? Según Julio, Rojas es un candidato ideal: coetáneo de Lope y Calderón, contribuye al esplendor del teatro áureo, sobre todo en la llamada década de oro, 1630-1640, con un corpus de comedias abarcable y coherente; su condición de dramaturgo popular y cortesano permite estudiar su obra desde los dos lugares básicos de representación del XVII: el corral y el palacio. Así, el estudio detallado impulsa a la vez una más que merecida revalorización de la producción artística de Francisco de Rojas Zorrilla.
¿Qué dialéctica se entabla entre obra y espectador? Para analizar los elementos que intervienen en el vasto y complejo proceso de la recepción dramática, Julio divide el estudio en tres apartados principales, que se corresponden con las tres grandes fuentes de información con que cuenta el espectador: lo que oye (información verbal), lo que ve (información visual) y lo que presupone. Este último apartado se subdivide a su vez en otros dos: lo que presupone como individuo hablante de una lengua (competencia pragmática) y lo que presupone como conocedor de modelos literarios (competencia literaria).