En 1634 se publica El tejedor de Segovia en la Parte Segunda de comedias de Juan Ruiz de Alarcón (Barcelona, 1634) con lo que se completa la peripecia teatral del noble madrileño Fernando Ramírez de Vargas. Convertido en esta obra en un heroico tejedor, Ramírez de Vargas se rebela contra el poder de los validos del rey Alfonso VI, acaudillando una tropa de bandoleros evadidos de la cárcel. Fernando pasa así de afrontar una rebelión personal a asumir una rebelión colectiva del mundo marginal de la cárcel segoviana. Finalmente, consigue desenmascarar a los villanos y restituir su honor.
La primera parte de la historia de este héroe prerromántico había sido tratada ya por otro dramaturgo, lo que hace que los editores contemporáneos agrupen ambas comedias como dos partes del Tejedor de Segovia y las editen indistintamente a nombre de Ruiz de Alarcón o de Calderón de la Barca. La inmensa popularidad de las dos obras en Europa en el siglo XIX provoca la polémica erudita de la crítica: unos atribuyen también la primera parte al propio Alarcón, mientras que otros consideran que el autor de la primera parte fue otro dramaturgo que podría haber escrito su obra antes o después del mexicano. Ofrecemos en este volumen ambas obras, con el cotejo de las distintas ediciones y traducciones a partir de la publicación holandesa del siglo XVII (a nombre de Calderón), lo que permite fijar un texto con numerosas modificaciones respecto a los que se han venido transmitiendo, a la vez que nos permite situar la redacción de ambas obras en torno a 1620. Por lo que respecta a la primera parte, hemos recuperado el nombre real Las lanzas por lanzaderas y a partir del análisis de numerosos índices temáticos, léxicos, métricos y estilísticos se postula la autoría de Andrés de Claramonte.
Nos encontramos, pues, ante dos autores de diferente estética y de dramaturgia diversa, en donde el segundo, Ruiz de Alarcón, retoma personajes y conflictos ya desarrollados por el primero, Andrés de Claramonte, y ofrece una variación personal sobre el cañamazo urdido por el creador original del personaje. Y son esa segunda visión dramática y ese segundo título, El tejedor de Segovia, los que convierten la comedia en una obra maestra del teatro europeo, cuya huella, directa o indirecta, es rastreable en el teatro de Schiller, de Dumas y seguramente en la novela de Walter Scott. |