Las tres Bibliotecas que son objeto de este estudio la Biblioteca Palatina de Parma, la Universitaria y del Archiginnasio de Bolonia tienen un origen relativamente reciente, pues las tres se constituyeron en el siglo XVIII.
La actual Biblioteca Palatina de Parma se fundó en 1761, con los fondos de las bibliotecas privadas de los príncipes Felipe y Fernando de Borbón y sus respectivas esposas. Dado su origen, es lógico que en ella se encuentren un gran número de libros españoles. La Biblioteca es famosa entre los hispanistas por su rica colección de impresos y manuscritos de teatro español del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII. Hay cincuenta y seis volúmenes con manuscritos, que contienen un baile, 15 loas, 14 entremeses, 24 autos sacramentales y 240 comedias. Pero no son sólo de obras teatrales barrocas los manuscritos españoles que guarda la Biblioteca Palatina, sino que también se conservan textos medievales y de los siglos XVI y XVII, de temas muy variados, algunos de ellos verdaderas joyas bibliográficas.
La fundación de la Biblioteca Universitaria de Bolonia, por su parte, podemos fecharla en 1712. Esta Biblioteca cuenta con el mayor número de manuscritos latinos de autores españoles, algunos de gran interés. Como en la anterior, tampoco faltan las crónicas, libros de materia religiosa, lingüística, ejemplares poéticos, teatrales y de materia histórica.
Más tardía la fundación de la Biblioteca del Archiginnasio, pues se instaló como Biblioteca pública de la ciudad en 1846. Los fondos españoles proceden, en su mayor parte, de la biblioteca de Joaquín Muñoz, un español que vivió en esa ciudad y dejó en testamento al Archiginnasio unos 11730 volúmenes, impresos o manuscritos con una colección de mapas, autógrafos algunos de jesuitas expulsos y retratos. Era un polígrafo, en todo el sentido de la palabra, y sus manuscritos presentan una documentación vasta, compleja y, desde muchos puntos de vista, una mina original para el estudio de la primera mitad del siglo XIX. Tradujo al italiano y adaptó muchas obras literarias españolas.
Si en las bibliotecas italianas estudiadas anteriormente predominan los textos medievales o del Siglo de Oro, estas tres completan, con sus contenidos, un arco temporal que nos permite iluminar mejor las estrechas y complejas relaciones históricas y literarias entre España e Italia. El formato, los criterios de descripción y los índices son iguales a la obra anterior.
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