La Vieja Canción




Terminó la Semana de Integración Cultural Latinoamericana (SICLA). Con el permiso de La República, quiero agradecer públicamente a los organizadores el haberme invitado a actuar en tan magno acontecimiento cultural. A los "desorganizadores" mi extrañeza. Y mi crítica fraterna y constructiva.

La programación de lo que denominaron "Nueva Canción" delata o una supina ignorancia de nuestra realidad musical o una concepción muy especial de lo que es la canción de un pueblo. O las dos cosas. No sé, por ejemplo, qué tenía que hacer allí "Lima Big Band", magníficos músicos que no cantan y tocan jazz. O varios grupos de gran técnica musical, pero intérpretes de rock. Como el grupo de Manongo Mujica. Creo que fue en este grupo que escuché una voz femenina que gritaba entre el estruendo del rock "¡Serrano, no olvides tus costumbres!". Es posible que tenga algún mensaje sicológico, lo que es yo, no lo entiendo.

Esto confirma mi apreciación de que mientras no se rompa la dependencia cultural, seguiremos económica y políticamente dependiendo del imperialismo estadounidense. Nuestra juventud piensa en inglés. No otorgo valor a los reclamos de los que nunca arriesgaron nada. Pero hay artistas que desafiaron a la represión.

Quiero aclarar que admiro las hermosas voces de Jesús Vásquez, de Edith Barr, de Cecilia Bracamonte, de María Obregón, de Aurora Alcalá, de Eva Ayllón, de Lucía de la Cruz, y de muchas otras cantantes. Pero más me emocionan los que con sus voces roncas cantaron y cantan contra los explotadores.

Ernesto Sánchez Fajardo, "El Jilguero del Huascarán", cantó con su guitarra en épocas del tirano Odría, cuando Esparza Zañartu llenaba las cárceles de socialistas. Juan de Dios Rojas también merece una mención especial.

Con él fuimos a muchos sindicatos y universidades. Con Víctor Alberto Gil, "El Picaflor de los Andes", con el Wanca Herrera, con el Puquiano de Oro, Edwin Montoya, con Lucila Sánchez, "La Sureñita", íbamos a las reuniones de obreros convocadas por el Partido Comunista Peruano, cuando daba miedo entrar, en 1966.

Ninguno de estos artistas ha sido invitado. En el Parque de la Exposición, donde arrinconaron nuestro folklore, dije que esto me recordaba cuando los niños botan a los mayores a la cocina para no aburrirse con huaynos, marineras, mulizas, valses. Y ellos en la sala, se vacilan con la música "juvenil".

Hacía mucho tiempo que no veía un espectáculo tan hermoso como el del Parque de la Exposición. Acho estuvo tan desorganizado que no había presentador, tuve que presentarme yo. Hacía mucho tiempo que no era tan aplaudido. Igual en Villa El Salvador. Pero si esa es la "nueva canción", me quedo con la vieja, con la eterna canción de mi pueblo.

(Lima, 18.04.86)


Otros Artículos: