Esta nota se escribe tarareando las canciones del cautivante CD. A medida que suena, un tropel de animales se desperdiga por la sala. Meten sus patas entre los libros, nadan sobre la alfombra, aletean y se posan en la chiflera. Es la fauna de Dammert, amaestrada para el bailongo de los más diversos ritmos festejo, rock, huayno, reggae y que además hace coro a las voces cantarinas.
Cuando el tigre de la selva / se pone bravo /
el monito que es travieso / por atrás le jala el rabo /
Mono Machín, Mono Machín.
No me comas tío tigre / dice Machín /
o le digo a las hormigas / que te muerdan la barriga /
o le digo a las abejas /que te piquen las orejas /
Mono Machín, Mono Machín.
La rayadura de Juan Luis Dammert por combinar música y juego infantil debe tener la edad de su hijo mayor. Primero fueron las canciones para La Escalerita (proyecto educativo de los ochenta), luego los casets Mono Machín y Cómo te Vaca. Ahora nos suelta su creatura completa, con 17 canciones para niños.
La fauna del disco no es la animalia preciosista de cisnes o pavos reales, sino la humildona de burros, pulgas y chanchos. Y todos tienen una historia entretenida y aleccionante que contar. Porque el autor no desperdicia la chacota para colar la fábula. O azuzar el ingenio con adivinanzas, apelando a las preguntas más disparatadas pero certeras.
La sencillez de algunas canciones no recuerdan al
entrañable Valle Goicochea, mientras que la irreverencia (a ratos lo absurdo) nos traen a
dos grandes poetas franceses: Robert Desnos y Jacques Prévert. No es poca cosa para este
animoso juglar, terco como una mula, que con un grupo de amigos como la ilustradora
Patricia Figari están dale que dale a la diablura de enseñar.
Jorge Eslava (Poeta, escritor y crítico literario)
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